queyoque

martes, mayo 24

Piedra de mar

Antes de empezar me permito tomar el tono del narrador para que se sienta el ambiente ¿no? Ahí está. Ya salió. Bueno. Piedra de mar. Piedra de mar la llamaría yo una novela adolescente. Completamente citadina y juvenil. Digo pues, prácticamente me siento en la Caracas de los 60 escuchando a un tipo contándome su vida. Tipo porque estaba entre niño y hombre. Terco cual chico y sensual como adulto. El amigo Corcho le suelta la historia a José de su sábado. Bueno y del domingo. Escribe los dos días lo que vive en ambos. Hay puntos que se escriben al momento. Aplausos para Carecorcho que llamaba a sus amigos buscando qué escribir. Y los amigos ignorantes de su obra, le trancaban el teléfono o le decían que dejara el fastidio. Pero el tipo empeñado en escribir. Enamorado, estaba. Así es la cosa. Claro que no estaba seguro de quién estaba enamorado. Comienza con Carolina pero al final lo vemos con Kika. Carolina es su amiga. Están en la playa. Corcho la ama pues. Y se lo quiere decir. Pero no puede porque el enano de Marcos siempre se la lleva. Lo hace a propósito. “Marcos, Carolina no gusta de ti, sabes que te dijo que no tres veces seguidas”.

Marcos sale desde las primeras páginas como el propio imbécil. Tal vez lo era. Tal vez eran sólo los celos del pobre Corcho. Entiéndanlo. Enamorado y dispuesto a decirlo pero no le daban chance. En la historia Marcos lo acompaña a una fiesta, le presta dinero y otras cosas que en verdad no importan porque no son amigos. No podía hacer pipí frente a él. Pudo en una alfombra, en un estacionamiento. Pero no podía frente a una persona que no era su amigo. Así sabía quiénes eran los verdaderos.

Bueno Carolina. Ella es la primera de todas. Carol es la amiga de la que está enamorado. En la playa le iba a decir pero estaba con el patán. Como que se pelearon y Corcho volvió a Caracas sin ella. Pero la pensaba. Todo el tiempo. La historia está hecha en dos días y Carolina es la que lo cambia todo de la noche a la mañana. Que si no ha llegado a la casa, que si va a la fiesta, que si llamarla y decir que es Marcos. Y la mamá otra cosa. “No sigas viendo a ese muchacho. Es por tu bien”. Si hubiera sabido que el muchacho estaba escuchándola. Hay demasiado que decir de Carolina. No tengo idea de por dónde agarrar. A ver. A Corcho le gustaba ella. Ella no le paraba mucho. Marcos siempre estaba metido. Creo que fue el rechazo de Carolina lo que lo llevó a Kika. Bueno a muchas cosas lo llevó. De rascarse a aburrirse a llamar a todo el mundo. Pero Kika es lo más importante.

Kika entró como si nada. Al relato. Como después de la fiesta. Marcos pensaba que Kika estaba enamorada de él. Qué vaina. Por algo que dijo de una revista. Ajá. Es la amiga de la que se va enamorando. Yo creo que es más que nada por Carolina. Corcho dice “A Carolina yo la necesitaba más que a ti. Pero contigo me sentía mejor.. Con Carolina estaba todo el tiempo como acorralado, como asustado. Contigo en cambio, me sentía cómodo, tranquilo”. Al final es Kika quien lo salva de su propia miseria. Le quita el revólver, le brinda un jugo, lo lleva al teleférico. Le consigue casa mientras tanto. “Llega a las nueve”. Escribe Corcho, más feliz imposible, mientras amanece.

José y Julia. Son una unidad. Tienen sus problemas pero no se sueltan. Una vez estuvieron como a punto de pero no sabían. O José no lo terminó de contar para que no estuviera en la novela. Sería una canallada. Julia es la razón de que José no conteste el teléfono. No importa cuanto lo necesiten. Si es porque está en el café sin dinero o se está muriendo. Nada. Casi ni le habla porque Julia está en la sala. Y se creó la regla de tocar la puerta antes de entrar. Causa de que José lo botara de la casa. Por estarlos viendo.

Que si Lagartiga, que si Flautín, Sonia, Nancy, Betty. Amigos y conocidos que no son personajes sino que dan la atmósfera. Si es importante Jania. Nunca supe si era real. Creo que él tampoco. “Permítanme mentir por cuatro páginas”. Y se pierde en recuerdos de ella. ¿Es o no es?

Clase media caraqueña de la época. Que se hablaban que si así “ y ella y que tal” ¿no?  A veces es muy rápido y otras lento. Que si cuando ve a la Parapara o en la fiesta, detalles cruciales y sentimientos graficados tal cual en tu cara. Y otras que en el cuarto de Carol, y en un dos por tres estaba en la acera escupiéndose en el pie pinchado. Es que no encuentro que palabras usar para decir que los diálogos y tal son tan reales. Me metí en la historia pues. Como si fueran mis amigos contándome de esto y de lo otro. Pero se pone profundo, intenso. Explica sensaciones que yo no imaginaba. Cuando está en la playa se siente como una gota de aceite. Después de un beso largo le da cojonera. Cuando está molesto con el enano quiere apretarle la cabeza. Cosas que ni pensar.

Bueno se hablan y se cuentan entre ellos los sinsabores de una adolescencia enamorada, y los otros full-de-sabor que daban un brillito distinto a esos días de soledad que daban ganas de suicidarse. “Palabra que quería morir”. Pero era porque no la tenía fácil. Corcho dejó de estudiar un año porque Carolina se fue a España. El papá quería que estudiara afuera o algo así. Y resulta que ahora ella no lo quiere. Hasta lo botó de su cuarto. Está destruido. En un solo fin de semana se convierte en otra persona. Se vuelve nada y se arregla en dos días. Suficiente para pensar el la universidad, la novela, pasear a patita por Sabana Grande, Chacaíto, Altamira; dañarle la fiesta a una niña bonita, perderse en las relaciones de otros. Buscándose a sí mismo.

Sin capítulos ni nada. Es un balazo. Una bala fría le dicen. O más como un combo, todo en uno. Se da una cadena de acciones, todas salidas unas de otras, sin enredarse. Sucesivamente se cuenta y se cuenta, se dispersa, sigue contando. No se pierde el seguimiento. Las referencias al principio y cosas anteriores ayudan a recordar y mantener el sentimiento de una cuestión ya pasada. Hasta el final se habla de la playa. Y se entiende que se siente como al comienzo. Todo, con sentimiento.

1 comentario:

  1. Como diría un cantante-poeta..."Yo me llevo mis ojos".Perdonen el extravío...Silvio dice:Mi Boca, no ojos. A ud. Jacki O, le sobra talento, así que no se lleve la suya...siga diciendo que algo queda, dicen que diría Kotepa.

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